¡Las economías frágiles se preparan para lo peor!

Economía africana

El choque de la demanda global y la interrupción de la cadena de suministro que surgen de los cierres en todo el mundo, combinados con una guerra de precios del petróleo entre Rusia y Arabia Saudita, amenazan con golpear a las economías fronterizas y emergentes en África subsahariana mucho más que sus principales contrapartes europeas y asiáticas.

Esto se debe principalmente a la “dependencia de las importaciones y la débil sustitución de los materiales de entrada, la dependencia de un solo producto y la concentración de habilidades laborales, las métricas de endeudamiento excesivas y la capacidad fiscal limitada, una gran población inmunocomprometida y una infraestructura de salud débil”, según Irmgard Erasmus, director financiero economista en NKC African Economics.

La Comisión Económica de las Naciones Unidas para África (CEPA) advirtió la semana pasada que la crisis del coronavirus representaba una seria amenaza para el crecimiento ya estancado del continente. Las naciones exportadoras de petróleo en particular podrían perder hasta $65 mil millones en ingresos a medida que los precios del crudo continúen cayendo, según la directora ejecutiva de ECA, Vera Songwe.

El índice de vulnerabilidad de choque de los términos de intercambio de NKC indica que Angola, Gabón, Etiopía, Ghana, Túnez, Zambia y Kenia son más propensos a la deuda en caso de un choque prolongado, como parece probable que se desarrolle en el caso del coronavirus.

En un continente donde la mayoría de los países tienen menos de 10 camas de hospital por cada 10,000 personas, existen serias preocupaciones sobre la capacidad de contener el brote si comienza la curva de crecimiento exponencial que se ha visto en Europa y Estados Unidos en los últimos tiempos.

Una gran cantidad de países africanos, particularmente aquellos gravemente afectados por el brote de ébola entre 2014 y 2016, ya han anunciado cierres de fronteras y estrictas restricciones de viaje en un intento por cortar el virus de raíz, a pesar de que los números de casos hasta ahora siguen siendo relativamente bajos.

El índice de vulnerabilidad fiscal de NKC tiene en cuenta la infraestructura de atención médica, el potencial de la oferta de trabajo y la interrupción de la movilidad debido a las medidas de cuarentena internas o externas (que pueden amenazar la viabilidad de las operaciones), la estructura de la carga de la deuda y las vulnerabilidades de riesgo sistémico del hogar.

El Banco Central de Kenia (CBK) aconsejó el miércoles a los bancos comerciales que brinden ayuda a los prestatarios, mientras que el Banco Central de Nigeria (CBN) creó una línea de crédito selectiva de 50 mil millones de nairas ($136 millones) y el Banco Central de Egipto anunció un enorme recorte de 300 puntos básicos el lunes, ya que las principales economías del continente buscan amortiguar el golpe económico del brote.

Sin embargo, dadas las tensas posiciones fiscales de muchos gobiernos africanos, que aún dependen en gran medida del financiamiento de la deuda externa, es poco probable que los bancos centrales reciban una gran cantidad de apoyo fiscal, y el barril de política monetaria está casi vacío en muchos estados.

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